Wednesday, July 2, 2008

Pekin

Cuando el artista chino Yue Minjun vendió su pintura "Gweong Gweong," inspirada en la sangrienta represión de la plaza Tiananmen en 1989, recibió 5.000 dólares.
Eso fue en 1994. Catorce años más tarde, la pintura de hombres desnudos cayendo como misiles desde aviones de guerra sobre Tiananmen, alcanzó los 6,9 millones de dólares en una subasta el mes pasado.
Las ofertas apasionadas en la venta de primavera boreal de Christies en Hong Kong no acabaron en los misiles humanos.
Hubo vivos aplausos cuando la pintura de Zeng Fanzhi, de jóvenes vistiendo absurdas máscaras y bufandas de la Guardia Roja, se vendió por 9,7 millones de dólares, un nuevo récord de subasta para un artista asiático contemporáneo.
Los coleccionistas y críticos reaccionaron con asombro. Los precios del arte chino contemporáneo se han disparado en los últimos cinco años, haciendo ricos a los artistas y más ricos aún a los inversionistas.
Pero el auge ahora está sembrando dudas en un país donde el mercado de valores, que otrora pareció una fuente garantizada de dinero, ha perdido la mitad de su precio desde el tope del año pasado.
¿Podría acaso el mercado del arte chino estar cerca del borde de un precipicio por el estilo?
"El mercado definitivamente se infla con ciertos artistas. Y tal crecimiento terminará," dijo Zhang Xiaoming, directora de arte contemporáneo chino para la casa de subastas Sotheby's.
"Pero no creo que el mercado baje sustancialmente. Sólo se está volviendo más inteligente," agregó.
Ese criterio selectivo se verificó en dos pequeñas subastas de arte en Pekín a fines de mayo, donde las ofertas fueron bajas y los lotes no se vendieron.
El entusiasmo podría haberse perdido por el terremoto del 12 de mayo en la provincia de Sichuan, que dejó 90.000 personas muertas o desaparecidas. Pero la caída del 18 por ciento en lo recaudado en la subasta Poly International sonó como una advertencia.
"El arte es muy parecido a cualquier otro activo. Sube y baja," dijo Michael Moses, cocreador de los índices Mei/Moses, que siguen la trayectoria de los precios del arte hasta tan atrás como 1875.
El arte contemporáneo occidental sacó chispas desde 1985 a 1990, aumentando a una tasa compuestas del 30 por ciento anual, antes de bajar 65 por ciento en los cinco años siguientes, señaló.
EL ARTE DE LA INVERSION
Al igual que elegir las medias correctas, tomar la decisión adecuada en el arte chino se ha convertido en una preocupación para los inversores dominantes.
Allí donde los mercados financieros permanecen nerviosos después de la crisis crediticia, los precios del arte han crecido ininterrumpidamente. Las pinturas rara vez han lucido tan atractivas como bienes alternativos y el arte contemporáneo chino ha estado a la cabeza.
Los precios en subastas de los más solicitados artistas de China se multiplicaron 13 veces desde el 2003 a al 2007, según el sitio web Artron (www.artron.net). Pero Artron registró una caída del 4,0 por ciento en los precios de sus obras en el último medio año.
Evitar que el arte chino experimente una caída tal que produzca un nudo en el estómago, podría depender del apetito de los compradores de Shangai y Pekín.
"El único modo para que el mercado sea sustentable es que haya suficiente riqueza aquí y que China quiera comprar arte chino," dijo Moses. "Esto significa que no se puede tener una gran colección de arte contemporáneo sin tener un Yue Minjun. Si ese es el caso, entonces continuará," añadió.
Los característicos hombres sonriendo como locos de Yue se han convertido en una pieza central de las colecciones de arte contemporáneo chinas. Algunos encuentran sus pinturas repetitivas o simplistas, pero Moses observó que críticas similares no han afectado los precios de la obra de Andy Warhol.
"Si este es el Warhol actual, si esta es la regla general, entonces esto es calidad," dijo. "No importa si lo encuentras aburrido."
Las historias de éxito de Yue, Zeng Fanzhi, Liu Xiaodong y otros han dejado a los jóvenes artistas con el signo dólar en sus ojos.
Recién salidos de la universidad, ellos piden precios muy altos por obras que no han sido expuestas, un indicador de dicha burbuja, dijo Zhang de Sotheby's.
"No tenemos validación de los curadores. La valuación es problemática," recalcó.
Los inversores se enfrentan a una incertidumbre adicional, debido a la reputación de China por sus falsificaciones y malas autenticaciones.
Los talleres cerca de Hong Kong, conocidos por sus reproducciones de arte occidental, han comenzado a darles el mismo tratamiento a sus artes vernáculas. Las falsificaciones podrían estar metiéndose en el mercado.
Los inversores chinos han sido objeto de acusaciones por poner dinero detrás de artistas jóvenes, para luego aumentar sus precios y quedarse con la ganancia.
EL SECTOR PECUNIARIO
Las artes prósperas son todavía relativamente nuevas para la China moderna.
Las ricas tradiciones en pintura y cerámica del país dieron lugar al realismo socialista, después de la revolución comunista de 1949. En la década de 1980, mientras el Gobierno se sumergía en las reformas económicas, se abrió el espacio para los artistas y ellos comenzaron a jugar con los límites.
Su experimentación ha entregado abundantes dividendos y el mejor lugar donde se percibe esto es en 798 de Pekín, un laberinto de pujantes galerías, en un antiguo complejo industrial construido por Alemania Oriental.
No obstante, hay quienes se lamentan porque los precios galopantes están distorsionando al sector.
"En el pasado, había muchos coleccionistas puros," dijo Dong Guoqiang, presidente de Consejo Internacional de Subastas en Pekín, un trabajo algo extraño para un crítico de lo que él ve como la cultura del RLI, o reembolso de la inversión.
"La práctica de coleccionar arte como arte ha desaparecido. La gente está concentrándose más en la inversión y en el RLI que en goce del arte," agregó.
La aparentemente insaciable demanda de arte contemporáneo chino ha catapultado a Hong Kong al tercer lugar entre los centros de subastas del mundo, detrás de Nueva York y Londres.
Jerome Sans, director del Centro Ullens de Arte Contemporáneo, un espacio sin fines de lucro en Pekín, piensa que es triste que los galopantes precios recojan tanta atención, reduciendo el verdadero contenido a poco más que una idea de último momento.
Yue y sus contemporáneos ofrecen un punto de vista del vertiginoso desarrollo económico de China y la contaminación, corrupción y represión que se entrelazan con ello.
"Son artistas chinos que están capturando este período de transición en un modo original y crítico. Su obra será muy interesante en un par de décadas," dijo Sans, un veterano de la industria del arte.
Con un ademán, descartó la idea de que el mercado esté en una frágil burbuja.
"Una vez que los coleccionistas chinos empiecen a coleccionar intensamente, no terminará pronto," afirmó. "Aquí se está dando la explosión de una nueva era, de modo que lo que vemos, pienso yo, es sólo el pequeño comienzo," añadió.

La ciudad y las particularidades de su conurbano ya fueron el punto de partida de investigaciones artísticas en ediciones anteriores de la Bienal de Shanghai. Prosiguiendo con este enfoque se le adjudica a la Plaza del Pueblo (Rénmín Guăngchăng) una posición central en la exposición de la 8ª Bienal de Shanghai. Según los curadores, la plaza aparenta ser una miniatura de la sociedad actual de China.
Aproximadamente 20 artistas están invitados a crear obras partiendo de la Plaza del Pueblo, que serán expuestas en los interiores y exteriores del Museo de Arte de Shanghai, ubicado muy cerca de la mencionada plaza.
En la galería del entresuelo podrá verse además una exposición sobre las transformaciones de la Plaza del Pueblo desde comienzos del siglo XX.
La segunda sección de la muestra central del Museo de Arte de Shanghai estará conformada por tres exposiciones individuales de artistas sobresalientes que se refieren al tema migraciones y su relación con el desarrollo económico y social.
En el segundo piso del Museo se podrán ver obras de otros 20 artistas que no tendrán relación directa con el contexto urbano de Shanghai.
También en otros lugares públicos como el Aeropuerto Internacional y la Estación Ferroviaria Central se expondrán obras de la Bienal.

Basel

Cuando nos acercamos a una feria comos Art Basel, es necesario tomar en cuenta una serie de circunstancias y situaciones que nos permitirán una mejor experiencia. Lejos de ser una exhibición en la que el arte puede ser contemplado y llevarnos a una reflexión profunda, una feria tiene por condición, el movimiento vertiginoso de personas, la venta de obras y la promoción de galerías a nivel mundial. Pasar un día en Art Basel o en cualquiera de las ferias de arte contemporáneo, es toparse con un universo nuevo que nos puede rebasar si no sabemos que esperar de él.


El despertador suena en punto de las 8:00 de la mañana, apenas asomarse por la ventana del hotel, se alcanza a percibir el horizonte. Los débiles rayos de sol, el viento y el frío reportados anticipadamente en los noticieros locales, invaden las calles sin piedad. Echar mano de lo que hay en la maleta, nadie se preparó para este frío inclemente. A orillas del Rhin, con una lluvia persistente, la ciudad de Basilea se convierte, sólo por unos días, en la capital mundial del arte contemporáneo.
Envueltos en improvisados abrigos, más bien con el aspecto de un home less, que de un especialista en arte, cada uno de los asistentes se aproxima ansioso por ser el primero. Profesionales del arte, galeristas, coleccionistas, compradores amateur, amantes de lo novedoso y curiosos en general, se aglutinan esperando a que las puertas del Messe Basel o Centro de convenciones se abran, van a dar las 10 de la mañana.

Como una procesión multitudinaria, que más bien nos recuerda una cruzada medieval, miles de personas, 60 000 para ser exactos, acuden durante 5 días, a ser parte de un fenómeno mundial: Art Basel la feria de arte que ha cobrado gran importancia últimamente pero que se lleva a cabo desde hace 39 años.

Los trenes y tranvías rebasan su cupo. Cada persona lleva una expectativa, poder alcanzar la entrada; sistemas de seguridad, revisión de bolsas, compra de boletos, reservaciones, todo pasa en el lobby. Al otro lado del sistema de control, cerca de 300 galerías, más de 2000 artistas y seis ferias alrededor de la ciudad, nos permitirán observar las tendencias y el futuro de los mercados en el mundo del arte:
Una vez dentro, nos topamos con el mundo de la imagen, el Arte Hoy. Fotografía, pintura, escultura y dibujo, se combinan con el video, el arte digital, las instalaciones y el performance. Al mismo tiempo, un menú de actividades: conferencias, debates, pláticas, exhibiciones especiales, cine, arte urbano, llenan la agenda de quien desee participar.
Un día entero dentro de Art Basel implica una cascada de emociones y sensaciones desde cualquier lugar en el que queramos colocarnos. Es fácil perderse entre los pasillos viendo pasar a miles de hombres impecablemente vestidos y sofisticadas mujeres que van y vienen con una carpeta en la mano desbordada de listas con nombres de galerías y artistas, números, precios, ofertas. Las tarjetas de presentación aparecen como si se tratara de un juego de naipes. Es evidente que cada uno de estos profesionales sabe perfectamente lo que tiene que hacer y a donde se dirige cada una de sus acciones. Una mirada de aprobación, implicará una venta que puede llegar a rebasar con facilidad los dos millones de euros.

Uno a uno se suceden los stands en los que se alojan las galerías. De una forma discreta, en una pequeña placa colocada en la parte superior, se pueden leer los nombres más influyentes en el negocio del arte: Marlboro, Gagosian, Landau, Mariane Goodman por sólo mencionar algunos.

Apenas asomarse, el espectador se topa maravillado con artistas del nivel de Vasili Kandinski, Joan Miro, Pablo Picasso, Renne Magritte, Mark Rothko, Francis Bacon. La diferencia entre admirarlos en un museo y verlos aquí, es que están a la venta. Normalmente los precios manejados por las galerías se encuentran en absoluto secreto. No es fácil enterarse de quién compra y cuánto cuesta una obra de esta envergadura. A la vuelta de un simple panel preconstruido, un carbón de Richard Serra desborda el espacio, Ad Reinhardt nos llena con sus melancólicos tonos, Andy Warholl ironiza en el tiempo, Joseph Beuys reinventa el uso de los materiales, Ed Ruscha juega con la palabra. Están ahí, alineados. Esperan las negociaciones. La masa compacta de espectadores vestidos de forma casual y con zapatos cómodos, comos si fueran una escultura de Duane Hanson, se amontonan en los pasillos y tímidamente se asoman en los stands. Surgen las expresiones encontradas, casi siempre las mismas ¿Esto es arte o tomadura de pelo? ¿Esto puede costar tanto? ¡Yo jamás colgaría una obra así en mi casa! Los profesionales los miran de reojo, saben perfectamente que no son clientes, sin embargo, siempre pueden existir las sorpresas. Hay que estar preparado para todo.

Conforme la travesía continúa, con más frecuencia las miradas empiezan a mostrar cansancio. Por casualidad se encuentran unas con otras, miran a la misma dirección afirmando o negando delante de alguna pieza. Hay que detenerse, hacer un alto en el camino. Es momento de pensar y asumir en dónde estamos. ¿Qué es una feria? ¿Por qué nos da la sensación más bien de ser arrollados y no espectadores atentos a la experiencia estética? Pero no, es imposible, la prioridad está en los ojos y en los pies, no en la contemplación: no hay tiempo para ella. James Dine, Lucien Freud, Mike Kelly, Gerhard Richter, George Baselitz. La presencia de artistas chinos llama la atención, obras de Yue Minjun, Zeng Fanzhi, Liu Xiadong, en pocos años han aumentado 13 veces su valor. Todavía falta más de la mitad del recorrido. Eso si no tomamos en cuenta que también hay que darse una vuelta por Art Unlimited, una plataforma para proyectos que trascienden los espacios de tradicionales y que incluye proyecciones de vídeo, instalaciones a gran escala, performances en vivo. Ahí podremos ver a Murakami, al grupo Yangjiang, a Thomas Hischhorn con una de las instalaciones más logradas de su trayectoria. La feria no podrá valorarse en su totalidad si no acudimos a Art Statements donde no dejarán de llamar la atención las obras de Taro Izumi, Armando Andrade Tudela, Dan Flavin y Julien Audebert, por solo mencionar algunos.
En “Art premier”, se puede ver una interesante muestra de 16 proyectos basados en el diálogo y la yuxtaposición con dos artistas normalmente de distintas generaciones. La obra de Ian Hamilton Finlay (de 83 años) se confrontan con las piezas del artista galés Cerith Wyn Evans, 40 años más joven, y el joven artista indio A. Balasubramaniam dialoga íntimamente con su compatriota Nasreen Mohamedi, muerto en 1990.
Desde luego, la derrama cultural que lanza Art Basel no queda dentro de sus muros. Cada día, invade el espacio urbano: "Art on Stage" (presenta el performance Drama Queens en el Teatro de la ciudad), "Art Films" con proyecciones de cintas hechas por o sobre artistas, o "Public Art Projects" con intervenciones particulares del medio urbano, como la de la artista alemana Isa Genzken con su rosa monumental, o el zigzag de Sol LeWitt creado a partir de seis bloques pintados que forman una pantalla de 12 metros de largo y 5 de alto ¿Cómo abarcar todo esto?

El tiempo limitadísimo para comer algo, hay que salir al patio central. El frío aumenta y no permite el descanso. Nadie está preparado para el descenso meteorológico, llueve. Apenas comer cualquier cosa. Es preciso volver al interior y continuar.
La escalera al segundo piso se multiplica al ritmo del cansancio. Frente a nosotros se abre un galerón sin fin, es un verdadero alucine. Las propuestas vanguardistas están aquí: A diferencia del primer piso, aquí circulan vendedores jóvenes y desenfadados. Su imagen coincide con el tono de las obras que muestran. Es tarde, llevan horas aquí y, sin embargo, ante la mirada cuestionadora del espectador se disponen a ofrecer una amplia explicación de quién es el artista, cuánto vale y por qué hay que adquirirlo. Las sumas son más normales aunque con dificultad nos topemos con una de menos de 40 o 50 000 euros: Cao Fei, Chu Yun, los hermanos Chapman, Gabriel Orozco.

Un poco de agua y tomar la energía suficiente para seguir. El stand de OMR con la obra del mexicano Lozano-Hemmer. Pamela, la encargada, con paciencia y claridad, platica del ciber artista como de un amigo, se nota está absolutamente involucrada con su trabajo.

Utilizando instalaciones interactivas -nos explica Pamela- Lozano-Hemmer investiga como el dominio electrónico contamina nuestra realidad cotidiana.
En un cruce entre la arquitectura y el performance, su obra ha sido aclamada por redefinir el significado de interactividad, utilizando perversas tecnologías de vigilancia para comprometer a los participantes de forma activa y critica, convirtiéndolos tanto en actores como espectadores.
100 000 euros, es una serie de seis piezas. Todas vendidas.

Son cerca de las de las 6 de la tarde, Art Basel se acerca al fin de un día. Ni un paso más. Detenerse un momento. Difícil encontrar un sitio para sentarse alrededor de los stands. Nadie finge, todos los asistentes están agotados. Lentamente, se dejan llevar por los que aún muestran un poco de energía. Los sentidos pesan, densa la vista y agotado el oído, el olfato percibe solo la humedad del exterior. El tacto, las manos se frotan una con otra sirve para que la memoria se despierte.

El arte hoy y siempre convoca a la creación de nuevos espacios, de un tiempo distinto, otro. Es el mundo de la materia creado. Es suma y muestra de todo lo posible en Demian Hirst; el peso de la memoria en Anselm Kieffer; la constatación de que somos algo más que pasado en Richard Long, ya sea en la violencia de los Hermanos Chapman, en el nihilismo de Christo, en la palabra de Joseph Kosuth y en el cuerpo de Marina Abramovich; en el sonido y el silencio de Bill Viola; en todo lo dicho por On Kawara y lo que queda por decirse en John Baldessary. El arte es el perdón y lo que jamás olvida de Michel Boltansky. La sustancia de la creación es el mundo mismo, los deshechos, cristales, llantas, ladrillos, madera y piedras, los fluidos del cuerpo, el dolor y la risa, la voz y un grito. El arte es el sujeto que se nombra en cada trozo de papel, en un cartón, un plástico o una pared. Es preguntar siempre, no buscar las respuestas necesariamente. Votar por el absurdo y en una imagen, contenerlo todo y dejar que se vuelva a escurrir en nuevas formas ominosas, en un espacio que siempre invoca.

Una feria de arte contiene esos posibles, acercamientos a un instante que, en su aparecer, cambia el ritmo del universo, creando un sí radical. Una feria es el contenedor de lo mejor del ser humano, de la creación ex nihilo en cada tela, en un video, en un espacio que se transforma.
Art Basel es la oportunidad de constatar que el arte contemporáneo no es sólo un negocio, es también la manifestación del logro humano, de la rebeldía ante el silencio y la indiferencia. Es la apuesta por la paz del mundo a través de la denuncia contra la guerra y la represión. Es el espacio en el que millones de dólares se invierten en algo que no es un aparato de guerra y dominio del más débil. No hay débiles, la voluntad humana que se levanta contra la abulia, se manifiesta y ocupa su espacio, crea su propio tiempo. Una feria como Basel nos recuerda que el arte es, más allá de frivolidad y esnobismo, esencia del ser humano. El arte contemporáneo dentro de una feria, es una necesidad mucho más inmediata, apenas construyendo y creando mundos alternativos que tal vez se instauran en el ámbito del horror y el asco, pero que no dejan de crear. Que pueden convivir en un mismo ámbito sin diferencia de ideologías, razas clases o credos. Todos los artistas pueden estar ahí.
Creer es crear, es lanzar un voto por el ser humano y su dignidad. El arte en una feria no deja de ser esto, y quien lo vende lo sabe, y hay que atreverse a decir, quien lo compra casi siempre lo intuye. Más allá de su valor económico, el arte de hoy, es una inversión de valores, de ideas y de esperanza, es poder sumar.

Art Basel es una suerte de Tierra Santa sin Dios, territorio en el que encuentra alojo el fin del arte en todas sus manifestaciones; cada ser humano, al entrar, deviene parte de esta gran épica: el encuentro con lo otro, con lo inexplicable y lo inaprensible, porque eso también es el arte hoy, y habrá que decir que el arte en todas las épocas: el recuerdo de que, en el objeto, en su materia y en au aparecer, es justamente donde no se la verdad última. Los trozos que aparecen, lo que vemos, permiten simulacros que recuerdan que lo definitivo y lo esencial, se escapan.

Son casi las siete de la noche. Apenas queda tiempo para llegar a las últimas galerías, paradójicamente son las que ofrecen una opción de arte fresco, renovador, propositivo, contundente, enunciado del futuro: las galerías Paragon y Cristea de Londres con Richard Hamilton, Al Kapoor, Julien Opie; Artelier de Alemania con John Baldessari, Richard Kippenberger; Poligrafía de Barcelona con Carlos Amorales, José Bedia y León Ferrari.


Una última vista. Ya sólo se ve lo imposible que es abarcar Art Basel. Las edecanes empiezan a encaminar al rebaño de visitantes hacia la salida. Los stands se limitan con cordones. Las negociaciones se han cerrado. Seguramente hay mucho dinero, hay expresiones de éxito mezcladas con rostros exhaustos pero satisfechos, se justifica seguir el circuito de ventas, ahora en los Hamptons, Shangai y lo que siga, más 20 ferias al año. Hoy por hoy, un evento como Art Basel nos brinda la oportunidad de hacer ventas mucho más eficaces, con públicos especialistas enfocados en el quehacer del arte. Es la posibilidad de colocar una pieza en el espacio perfecto para su lucimiento. Si está en una feria como Art Basel, definitivamente, es un artista al que habrá que apostarle.


Después de un día agotador, no hay que darse por vencido ya que la pasión por las ferias, dentro de la misma Basilea, continua: LISTE (The Young Art Fair) el espacio emergente para los artistas jóvenes. Tiene la costumbre de invitar a galerías que tienen menos de cinco años de antigüedad y artistas menores de 40 años es un espacio muy interesante y favorito del público.

VOLTA 4 Combina, en un espacio homogéneo y sumamente agradable, a artistas de prestigio mundial y emergentes. Cada año, un comité de selección analiza ciertos factores que en su conjunto, permitirán la congruencia. Al centro de la feria hay un bar con muebles de diseño en venta y muy buen vino, gratis.

SCOPE BASEL Continúa con la misma idea que maneja en Londres, Nueva York, Miami o la recién incorporada Madrid, 85 galerías de todo el mundo se dan cita ahí.

Con un proyecto enfocado al arte de vanguardia y un compromiso con las galerías emergentes BASELATINA HOT ART maneja un lenguaje artístico ligado a las últimas tendencias.

Definitivamente Basilea ofrece la posibilidad de instalarse unos días en ella, soportar el frío y acudir a las distintas ferias, perderse en ellas para conocer el panorama artístico internacional y las nuevas tendencias del arte. Nos permite apreciar la multiculturalidad en un mismo espacio que incluye denuncia política, libertad de género, derechos humanos, conciencia ecología, filosofía, ética y estética, todos conviven con un respeto y reconocimiento a la diferencia. Una feria nos deja constatar que el mundo, por un momento, puede volcar todo su esfuerzo, su energía y voluntad en valorar la creación del ser humano que, sin lugar a duda, es la que construye y significa al mundo.

Susana Crowley.

LONDRES

LONDRES (AFP) — Un tríptico del artista de origen irlandés Francis Bacon, 'Tres Estudios para un autorretrato', pintado en París en 1975, fue la estrella de la subasta este lunes en Londres en la casa Christie's, que lo vendió en 34,45 millones de dólares (21,7 millones de euros).
La obra de Bacon (1909-1992), que salió a subasta por primera vez, estaba estimada en una "cifra superior" a 20 millones de dólares por Christie's.
Sotheby's vendió en mayo en Nueva York otro 'Tríptico' de Bacon, fechado en 1976, por 86,2 millones de dólares (55,4 millones de euros), en su subasta de arte de la postguerra y contemporáneo. Esa obra, que fue adquirida por el magnate ruso Roman Abramovich, que hizo su inmensa fortuna en los metales y minerales, se convirtió en la más cara vendida en una puja de un artista de la postguerra.
La otra estrella de Christie's fue una obra de Lucien Freud, nieto del fundador del psicoanálisis, cuyo lienzo, 'Naked portrait with reflection', se vendió en 23,5 millones de dólares (14,8 millones de euros), tras estimaciones en 20 a 30 millones de dólares.
Un desnudo de Freud, 'Benefits supervisor sleeping'" se vendió en 34 millones de dólares (21,5 millones de euros) en una subasta en mayo en Nueva York, convirtiéndose en la obra más cara de un artista vivo en una puja.
La escultura del estadounidense Jeff Koons, 'Balloon Flower (Magenta)' -un inmenso balón retorcido- alcanzó 25,7 millones de dólares (16,2 millones), tras estimaciones por Christie's de 24 millones de dólares. Se trata de un nuevo récord para este artista.
Las casas Christie's y Sotheby's prevén recaudar esta semana unos 500 millones de dólares en las subastas de arte de la postguerra y contemporáneo, lo que sería un récord para Europa.
La semana pasada, más de 550 millones millones de dólares de arte impresionista y moderno cambiaron de manos en Londres, con un lienzo de Monet alcanzando la astronómica suma de 80,5 millones de dólares, un récord mundial.
Expertos de Christie's y Sotheby's coincidieron en señalar que nuevos compradores de economías emergentes están propulsando el mercado de arte. "Pese a la crisis de crédito, hay mucho dinero nuevo en el mercado de arte, que es cada vez más internacional", subrayó Oliver Barker, director del departamento de arte de la posguerra y contemporáneo de Sotheby's. El "mercado del arte es cada vez más fuerte, pese a la crisis", coincidió Pilar Ordovaz, su colega en la casa rival, Christie's.
Analistas recalcan que la riqueza de estos nuevos compradores no proviene, como antes, del sector bursátil y financiero sino de los mercados de materias primas, que viven un auge. "Hay un grupo de gente implicada en la producción del petróleo en el Golfo (Pérsico) y en Rusia que cada día está acumulando más dinero", dijo a la AFP un analista del petróleo, Hugo Navarro, que contrastó el auge en el mercado de materias primas con los "momentos sombríos" que atraviesa el sector financiero. "Creo que es esa gente la que está invirtiendo en el mercado del arte", señaló Navarro, de la firma Capital Economics, basada en Londres.
Los vínculos entre el mercado del arte y el mercado de materias primas se volvieron más aparentes después de que la publicación especializada The Art Newspaper revelara que el comprador de dos de las tres obras más caras en las subastas de mayo en Nueva York fue Abramovich. El oligarca ruso pagó 86 millones de dólares (55 millones de euros) por un tríptico de Bacon, y fue él quien compró el desnudo de Freud en Nueva York.
"Hace cinco o diez años, estos nuevos compradores de países emergentes, como Rusia, Oriente Medio y Asia, no tenían nada en sus paredes", señaló Josh Baer, que escribe un blog especializado, llamado The Baer Faxt.
El jeque Saud al Thani, de la familia real de Qatar, es otro de los coleccionistas que ha contribuido a calentar el mercado del arte. Su presencia en la feria de arte de Basilea, en junio, provocó "conmoción, pero no sorpresa", escribió el diario Financial Times, recordando que Qatar está construyendo un museo de arte.
Sotheby's subastará el martes un retrato ejecutado por Bacon de su amante, Georges Dyer, que se suicidó en un hotel de París en 1971. 'Estudio de la cabeza de George Dyer', que ha estado en manos del mismo coleccionista francés desde hace 40 años, está estimado en unos 16 millones de dólares.
"Entre muchos coleccionistas, Bacon está ahora superando a Picasso. Bacon es un 'valor estrella' muy fuerte", indicó Barker.
Según el índice de Art Market Report, los precios del arte contemporáneo se han disparado, aumentando en los últimos tres años un 300%.

La capital mexicana compite con ciudades como Amsterdam, Pittsburgh, Chicago, Minneapolis, Sao Paulo y Glasgow
La revista "GQ" considera que la contaminación, la sobrepoblación y el peligro otorgan un aura especial a la ciudad de México

El Financiero en línea
México, 25 de junio.- La nueva ola de galerías y museos vanguardistas que existe actualmente en esta capital, ha ubicado a la Ciudad de México como una de las siete metrópolis más importantes del mundo para ver y disfrutar el arte.

El Antiguo Colegio de San Ildefonso, ejemplo sobresaliente de la arquitectura civil de esta ciudad, así como la Colección Jumex, que reúne uno de los acervos privados de arte contemporáneo de Latinoamérica, y la Galería de arte "Proyecto Monclova", son tan sólo algunos de los atractivos culturales que ofrece la metrópoli.

De acuerdo con un reportaje publicado en la revista "GQ" México, en su edición de junio, la capital mexicana compite ahora con ciudades como Amsterdam, Pittsburgh, Chicago y Minneapolis, lo mismo que Sao Paulo y Glasgow.

"Sí, la Ciudad de México es una bulliciosa metrópoli contaminada, sobrepoblada y en ocasiones peligrosa, pero esos elementos, para bien o para mal, contribuyen, precisamente a otorgarle ese aura tan especial", publica la revista.

"Quienes visitan el Distrito Federal se dan cuenta claramente del peso que ejercen las eras pasadas, que por cierto están bien representadas, si bien son los artistas contemporáneos los que le imprimen a esta ciudad un magnetismo irresistible", se agrega en la misma.

En tanto, Chicago es una ciudad que ofrece de por sí, una arquitectura deslumbrante como para entretener a cualquier visitante, sin embargo, sus museos y galerías ofrecen un atractivo importante como el "Bodybuilder & Sportsman Gallery", ahora conocido como "Tony Wight Gallery", lugar preferido de los artista emergentes y experimentados como Dannielle Tegeder.

En la "Donald Young Gallery" y "NavtaSchulz Gallery" es posible encontrar algunos de los nombres más representativos del arte contemporáneo como Josiah McElheny, cuya obra está presente en algunas de las colecciones más importantes del mundo y el pintor y escultor cubista James Westwater.

Recientemente, los remodelados museos y teatros que alberga la ciudad de Minneapolis la han convertido en una de las sedes del arte más atractivas del medio oeste, tal es el caso del "Walker Art Center", fundado por el magnate de la industria maderera Thomas Barlow Walker

El "Frederick R. Weisman Museum" alberga una importante colección de piezas artísticas estadounidenses de la etapa modernista que el visitante no debe perderse; mientras que el hotel "Chambers", enfocado totalmente al arte, despliega 200 obras originales entre las que destaca el "Judas Iscariote", de Damien Hirst.

Por si fuera poco, la ciudad de Pittsburgh da vida al "Andy Warhol Museum" y la "Mattress Factory", que resultaría imperdonable no visitar por sus espacios dedicados a la instalación y las metáforas que la acompañan.

Sao Paulo es la capital cultural de Brasil donde se puede admirar libremente su arquitectura moderna y convivir con la comunidad más creativa de Sudamérica. Entre sus edificaciones destaca la "Pinacoteca do Estado", que es la galería nacional.

Qué decir del edificio "Oca", del afamado arquitecto y escultor Oscar Niemeyer, localizado frente al Museo de Arte Moderno, que recuerda las formas de un platillo volador y en su interior exhibe una muestra fotográfica permanente.

En Amsterdam abundan los museos y galerías tan poco presuntuosas pero de un indudable atractivo, tal es el caso de "Van Gogh Museum", que junto con el "Rijksmuseum", reabrirá sus puertas en 2009 y que en él se exhibe la obra completa de este famoso pintor, entre estas el conmovedor cuadro de "Trigal con cuervos".

Finalmente, los habitantes de la ciudad escocesa de Glasgow han ayudado a construir una de las más vibrantes, relevantes y entusiastas metrópolis por arte en el mundo.

"The Modern Institute" y el antiguo local industrial "Tramway", exhiben el trabajo de visionarios como Jeremy Deller y Simon Starling, ganadores del Premio Turner, así como la obra de retrospectiva de otros artistas.

Mención aparte, es la ciudad de Berlín, donde el arte es una mezcolanza de lo viejo con lo nuevo y lo más nuevo, ejemplo de ello es el edificio "Hamburger Bahnhof", que antiguamente fue una estación de trenes y ahora alberga una de las colecciones de arte moderno más importantes del mundo.

El "Kunst-Werke", recinto también conocido como "K-W", fue uno de los edificios que ayudó a que Mitte - el primer barrio de la Antigua Alemania Oriental que floreció tras la caída del muro de Berlín-, se posicionara como el centro de la escena artística berlinesa. (Con información de Notimex/MCH)