Tuesday, March 4, 2008

APUNTES SOBRE ARCO Y EL ARTE CONTEMPORÁNEO:

AHORA, justamente ahora, los informativos rellenan su tiempo hablando de «la gran cita del arte contemporáneo» y muestran escenas de la inminente feria Arco incidiendo en lo que sea más llamativo y más extraño. Más chocante. Es algo que por una parte intenta remarcar la importancia del evento, que se ve respaldada por la gran afluencia de público, pero que a la vez quiere señalar la singularidad de la feria como acontecimiento en el que se le puede tomar el pulso al arte actual para saber por dónde van los tiros (y los pinceles) y al mismo tiempo como oportunidad para asomarse a los territorios artísticos que están a punto de descubrirse. Lo malo de todo esto es que el espectador medio, el ciudadano medio, ve todo ese despliegue tan publicitado como algo ajeno y lejano. Y ese arte de ahora, más o menos fresco y más o menos nuevo, corre el riesgo de que no cumpla su función básica, que es la de la comunicación. Para que la obra de arte se justifique es necesario que llegue al receptor desde el emisor, que es el artista. Ahí radica justamente la perplejidad que puede producir el arte reciente, en que no llegamos a apreciarlo. La misión del artista ha quedado cumplida: meter su mensaje en la botella (aunque a veces el papelito salvador esté en blanco). A nosotros nos toca recoger el mensaje.

En primer lugar, debemos recordar, para comprenderlo, cómo surgió el arte contemporáneo. Con una ruptura, producida en 1907 de la mano de Picasso, que supuso que el arte dejaría de ir avanzando paso tras paso como había ido sucediendo a través de los siglos. Olvidemos, por tanto, aplicar las fórmulas de la evolución paulatina para situarnos en el ámbito de la revolución. Las normas, los principios, de la obra bien hecha, de la pincelada exacta en el lugar exacto, todo al servicio de un tema que nos conmueva, nos emocione o nos conmocione, ya no sirven. Frente a la belleza meditada, llega el turno de la intuición, del arrebato creador fuera de meditaciones previas o posteriores. Es un mundo de crear parecido al de los primeros pintores, cuando expuestos a la violencia de una vida sin seguridades, pintaban en las paredes de las cavernas como quien entona una torpe y apresurada plegaria. Si vemos a estos artistas pioneros, allá por los inicios del siglo XX, como los padres de los jóvenes artistas de ahora, estaremos más cerca de que se nos abra la puerta de la creación artística actual.

Cambios físicos

Pero, al igual que ya no existía ese modo de observar y de re-crear que se daba en la tradición anterior, también los componentes físicos han cambiado. Las tradicionales técnicas, del óleo, de la tinta, del lápiz, de los metales, han cedido su espacio a menudo a la mezcla de las técnicas, algo de lo que también Picasso fue pionero, al incluir papeles pegados en sus pinturas y dibujos y, más adelante, trozos de tela, arena, pedazos de madera, y, ya en la escultura, incluso partes de viejos trastos reutilizados para componer figuras. La técnica mixta es, pues, la técnica de hoy, cuando son más numerosos los artistas que mezclan los múltiples ingredientes, en consonancia con la multiplicidad y superposición de estímulos que rodean al hombre contemporáneo. Y esta adopción de técnicas nuevas, cambiantes al gusto de cada autor, no han hecho sino multiplicarse a medida que la tecnología se ha ido desarrollando. Surgen así las instalaciones, piezas de arte que no buscan la belleza sino la producción de estímulos que cada espectador deberá interpretar como pueda. Con ellas, muchas veces, el observador no podrá simplemente mirar, sino que deberá introducirse en un espacio para simplemente sentir. Sirva como ejemplo una instalación de Joseph Beuys en el Centro Georges Pompidou de París: se trata de una habitación amplia forrada de arpillera en suelo, techo y paredes; al fondo, un piano silencioso cubierto por ese mismo material, cálido y polvoriento. El visitante se adentra en ese espacio de calor agobiante, de silencio casi sagrado, rodea el piano sin saber qué siente, qué significa lo que Beuys nos ofrece y propone. Al salir, la sensación es la de haber vivido durante unos instantes en un lugar único, desasosegante, tan incómodo como grato. El significado de la vivencia lo ignoramos. Pero su recuerdo se mantendrá durante años.

Sin traducción

Porque, además, ya no se trata de ofrecernos un mensaje traducible en palabras, como puede suceder al disfrutar con una obra de Goya o de Velázquez. Muchas veces el artista lo que busca es la ambigüedad que proporciona y propicia la libertad. No es un predicador, un filósofo o un poeta el artista nuevo. Es más bien un compositor, alguien que usa los medios a su alcance para, paradójicamente, a través de las formas ofrecernos un misterio intangible que nos pueda seducir o, ay, dejarnos en la indiferencia. Y aunque se dé ese caso de que no nos convenza lo que se nos ofrece, tampoco ése puede ser un motivo para despreciar la obra. Tal vez suceda, como nos pasa cuando leemos, que no dominemos el lenguaje con el que el artista nos habla. Especialmente sucede esto con el arte conceptual, o con el cargado de componentes políticos que aluden a doctrinas e ideas que puede suceder que ignoremos o nos sean ajenas.

Tal vez la leyenda popular del artista, la imagen que hemos heredada del mismo, cargada de extravagancias al modo de Dalí, de informalidad campechana a la manera de Picasso, nos condicionen para que nos enfrentemos al arte actual con ilógicas pretensiones, con recelos y sospechas. Los artistas nos proponen sus mundos, nos invitan a habitarlos. No atrevernos a dar el paso que franquee ese umbral misterioso es un error que nos privará de sensaciones nuevas. Si Arco les cae lejos, visiten el polémico pero siempre atrayente CAC. La experiencia puede ser inolvidable como una habitación de arpillera con un impotente piano al fondo.

Coleccionismo joven irrumpe con fuerza en el mercado del arte contemporáneo

Invierten los ahorros de una nómina casi siempre generosa en comprar arte contemporáneo -más por pasión que por inversión-, sabiendo lo que compran y aprovechando ese gran escaparate que es ARCO, la feria que un año más mostrará la próxima semana en Madrid, durante seis días, lo último en creación artística.

Son jóvenes, profesionales, con unos ingresos mensuales en torno a los seis mil euros, viajados y leídos, y con una curiosidad grande por cuanto se cuece en los fogones artísticos de dentro y fuera de nuestras fronteras. Constituyen ese coleccionismo emergente que ha revitalizado un mercado copado todavía por grandes fortunas, instituciones y empresas.

'Hacen del coleccionismo una necesidad, una forma, un estilo de vida, una extensión de sus sentidos', dijo a EFE Pablo del Val, cuyo trabajo consiste precisamente en asesorar a personas o entidades que han decidido adentrarse en un mundo, el del arte contemporáneo, que se renueva a un ritmo endiablado y que 'acaba enganchando'.

A ese coleccionismo joven Pablo del Val añade otro más maduro, de personas en torno a los 60 años, 'arriesgadas y con solvencia económica', que deciden 'dar un nuevo sentido a su vida' rodeándose del arte más actual. 'En medio, entre unos y otros, hay una especie de desierto', aclara este consultor artístico.

CONSOLIDAR EL MERCADO

Para Lourdes Fernández, directora de ARCO desde el año pasado, es precisamente ese nuevo coleccionista el que ha contribuido a consolidar el mercado. 'Era incipiente hasta hace poco, pero en estos momentos es un comprador fundamental para la feria. El arte contemporáneo ha dejado de ser una pasión minoritaria gracias a ARCO', asegura.

'Hay que tratarlo -dice Fernández- con mimo. Cuidarlo, porque ha apoyado la feria desde sus comienzos. Tenemos que premiar la constancia del coleccionismo español, porque siempre ha estado ahí, comprometido con ARCO'.

Se trata -y en ello coinciden todos los consultados por EFE- de un coleccionista que compra por pasión, 'informado, que sabe lo que está adquiriendo', apunta la directora de ARCO, que busca la opinión de galeristas o expertos, que visita galerías cuando viaja al extranjero, que lee publicaciones especializadas, que sabe de cotizaciones. 'Está al día', afirma Pablo del Val.

'Comprar como inversión es siempre una equivocación. Hacerlo por pasión es, a la larga, más rentable. Conozco a gente que ha comprado con un criterio exclusivo de rentabilidad y al final se han estrellado', comenta el citado asesor artístico.

José Martínez Calvo, de la galería madrileña 'Espacio Mínimo', lo tiene claro. 'Definitiva y rotundamente sí, hay un coleccionismo emergente sólido y potente. Joven y educado en el arte, arriesgado, que no hace sus compras en una sola galería, que se interesa no sólo por el arte español, y que compra de todo: pintura, fotografía, vídeos... No está limitado en ningún sentido. Es cada vez más abierto'.

Su galería vive precisamente de ese nuevo coleccionismo, 'es nuestro principal cliente', un cliente, añade, 'que cuando no conoce algo se deja asesorar, pero manteniendo su criterio, muy forjado. No se dejan meter cualquier cosa con calzador, pero están muy abiertos a nuevos horizontes'.

'Sólo conozco -continúa- a personas que compran arte contemporáneo por placer, sabiendo que cuesta dinero. Su objetivo no es nunca la inversión. No sé de nadie que se desprenda de una pieza al poco tiempo de adquirirla. Son los que sustentan una feria como ARCO'.

ESCEPTICISMO VETERANO

Más escéptica se muestra una veterana galerista, Juana de Aizpuru, primera directora de ARCO, para quien precisamente por ser emergente 'se trata -dijo a EFE- de un coleccionismo que ni es sólido ni importante. Se está haciendo', recalca.

Con el tiempo, llegará a consolidarse, 'saldrán de entre todos ellos, estoy convencida, grandes colecciones, pero todavía hay que esperar un poco. No nos engañemos -advierte- las grandes piezas las compran los museos, que cada vez hay más en España, las instituciones y empresas o personas de altísimo poder adquisitivo'.

El nuevo coleccionista adquiere piezas de precio medio, en función casi siempre del espacio que tiene en su casa para exhibirlas y almacenarlas, destaca Pablo del Val. Pero 'gracias a esas compras -reconoce Aizpuru- podemos trabajar las galerías'.

'Tenemos que seguir trabajando para fomentarlo, arriesgando con programas innovadores, con propuestas atractivas y congruentes, haciendo apuestas interesantes', dice Aizpuru desde su dilatada experiencia como galerista.

A diferencia del coleccionista de los años 80, basado en la bonanza económica y más especulativo, el de hoy 'es más abierto, viaja y visita otras ferias, sabe lo que ocurre aquí y fuera, en el mundo entero. Tiene auténtico interés y pasión. Y esto es muy esperanzador. Se puede esperar mucho de él. Pero hay que esperar', advierte Juana de Aizpuru.

En el lado de los que no son tan optimistas está otro veterano galerista, Pepe Cobo, que distingue entre coleccionista y comprador.

'Una cosa -dice- no implica la otra. Hay más gente que compra, sí, pero no más colecciones'.

'Un coleccionista es -continúa este galerista con 25 años de trayectoria profesional- alguien que tiene una idea clara de lo que compra y porqué lo compra, que tiene una línea, un discurso definido en su colección. Que compra durante todo el año, no sólo en las ferias, que visita galerías, que está presente todo el año...'.

'¿Que a los galeristas nos viene bien el incremento en el número de compradores? Qué duda cabe, pero el coleccionismo hoy por hoy no es numeroso. Coleccionar es cuestión de tiempo y dinero. En España no hay ni cien auténticos coleccionistas. No quiero parecer ni malo ni arrogante, pero es así', explica Pepe Cobo.

En el incremento de las ventas no oculta que existe 'un poco de moda. ¿Quién de joven -se pregunta- no ha comprado algo simplemente porque está de moda?. No hay, a diferencia de otros países, como Estados Unidos, ni mucha gente con poder adquisitivo alto ni arriesgada. Somos bastante conservadores. A pesar de todo, soy optimista'. Variedad. Eclecticismo es la palabra que resume lo que se ve: múltiples técnicas; nuevas percepciones del espacio; temas intimistas, sociales, metafísicos; estilos que van desde lo más tradicional de las vanguardias del siglo XX hasta lo más “rupturista”.
La representación de los cinco continentes en la Feria, con Brasil como país invitado de honor, muestra un arte en permanente mestizaje. El gran formato y la abundancia de color son algunas de las características dominantes.
Hay coleccionistas que buscan su próxima pieza, profesionales que apuntan las nuevas tendencias y curiosos que miran aquello que se produce en las más importantes galerías del mundo.
Además, este año la Feria tiene novedades, como los espacios dedicados a la performance –Performing ARCO– y la sección Expanded Box, con propuestas que usan las nuevas tecnologías en el arte.
Presencia tica. A pesar de que en esta 27ª edición de la Feria no participa ninguna galería nacional, el arte costarricense se ha hecho su huequito. El pintor Federico Herrero, “una de las más importantes promesas de Latinoamérica”, según su representante londinense, expone grandes lienzos en los puestos de dos galerías europeas: la española Juana Auzpuru y la londinense Blow de La Barra.
Ambas reconocen la calidad del trabajo de este joven pintor y no titubean al valorar sus cuadros en alrededor de los 30.000 euros. “Nosotros lo conocimos en la Bienal de Venecia del 2001, cuando apenas tenía 21 años. Nos impresionó su control sobre el cromatismo y la gran capacidad de producción que tenía siendo tan joven”, dijo la vocera de la galería española.
Costa Rica también ha tenido representación en el foro de expertos organizado por la Feria.
El director del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), Ernesto Calvo, compartió allí las experiencias del Art Media (arte y tecnología) en Centroamérica, “tratando de hacer más visible el arte de esta región que a veces queda marginado en el panorama internacional”, según dijo.
Hizo especial hincapié en las propuestas vinculadas con la videocreación y el arte digital, tomando como base la Bienal Iberoamericana Inquieta Imagen V y el evento internacional Espacios a la Experimentación V que se celebran en el MADC entre diciembre del 2007 y marzo del 2008

MADRID. Tangencialmente. Así creía Lourdes Fernández, directora de ARCO, antes de que abriera sus puertas, que afectaría a la feria la crisis económica internacional. Las caídas en picado de las Bolsas semanas antes, el «crack» de la burbuja inmobiliaria y la crisis hipotecaria en EE.UU. hacían temer lo peor. Pero, ¿cómo afecta, en realidad, todo esto al mercado del arte? ¿Se resiente a corto plazo? ¿Es un valor seguro para los inversores?
Antes de conocer la opinión de los expertos, unos datos a tener en cuenta: según Artprice (empresa on-line líder de información sobre el mercado del arte), «los artistas contemporáneos están disfrutando de una gran popularidad y un crecimiento excepcional». Entre septiembre de 2001 y julio de 2007, el sector del arte contemporáneo experimentó un alza progresiva de las cotizaciones de un 233 por ciento. Las subastas de noviembre de Sotheby´s y Christie´s en Nueva York superaron los 1.000 millones de dólares. Se habla ya de la «burbuja Warhol»: la cotización de este artista se ha multiplicado por cuatro desde 1997. Otros como Hirst, Koons o Gursky siguen intratables.
Picasso, el más rentable
España se ha colocado ya entre las diez primeras plazas de subastas de arte contemporáneo. Eso sí, muy lejos aún de las tres primeras: Estados Unidos, Reino Unido y China. A pesar de que, según Artprice, en la lista de los 100 artistas más cotizados y rentables del mundo Picasso sigue siendo el número uno, y otros artistas patrios están bien situados (Miró en el número 12, Gris en el 59 y Dalí en el 70), nuestro país se sitúa aún muy lejos de otros en cuanto a mercado del arte: contribuye con sólo el 0,6% de cuota a las transacciones globales relacionadas con el arte. Según un informe de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña, la creación plástica en España genera una actividad económica de 1.468 millones de euros anuales y representa un Valor Añadido Bruto (VAB) sobre la economía española de 824 millones anuales. Supone un 0,18% del sector servicios y un 0,12% del VAB total de la economía española.
La opinión generalizada de los expertos es que el arte es un valor refugio del mercado y que, de alcanzarle la crisis económica, no será de pleno ni a corto plazo. Miguel Soler-Roig, presidente de Ars Fundum, cree que «si en los próximos meses se recupera la economía, el arte no se verá afectado». Él sitúa en un plazo de 12 a 18 meses la horquilla de tiempo para que una crisis económica alcance al mercado del arte: «Es una buena alternativa diversificar tu cartera de inversión y el arte es un valor refugio».
No lo tiene tan claro Silvia González Huggler, directora asociada de UBS Art Banking. «Uno de los principales termómetros del mercado artístico son las subastas de arte contemporáneo en otoño en Nueva York. Los resultados nos dicen que el arte contemporáneo sigue al alza de momento. Pero en general el mercado del arte reacciona siempre con algo de retraso a la caída de las Bolsas a nivel mundial. Por esa razón es algo delicado decir que el arte contemporáneo continúa mostrándose como un valor refugio frente a otro tipo de inversiones que pueden generar de momento menor confianza». Advierte que uno de los problemas del mercado del arte es «su falta de transparencia: hay poca información oficial sobre las transacciones. Además, la liquidez en el mercado del arte no es tan rápida como ocurre con las acciones en Bolsa».
Soler-Roig disiente: «Siempre hay un buen momento en arte para vender; hay muchas vías para obtener liquidez: vía instituciones, museos, colecciones privadas, subastas...». En estos momentos, su consejo es dedicar entre un 10 y un 15 por ciento de una cartera de inversión en arte, «porque es un momento de incertidumbre. Si se especula con arte hay un riesgo, pero a largo plazo nunca te equivocas invirtiendo en arte». Alain Bouvrot, vicedirector de UBS Art Banking, afirma que «el arte nunca puede servir como inversión: tiene costes muy altos de comisiones, seguros, transportes... te supone viajar a ferias, hoteles... Eso no ocurre en la Bolsa. La experiencia nos dice que las crisis económicas no tienen una relación clara con el mercado del arte».
Si las subastas son un buen termómetro, los resultados demuestran que goza de una salud excelente. Sotheby´s cerró 2007 con unas ventas de 62.000 millones de dólares (se incrementaron en un 51% respecto a 2006) y Christie´s, 63.000 millones (un aumento del 36%). Y un dato muy significativo: las ventas de arte contemporáneo aumentaron en Christie´s un 75%. Este mismo mes vendió esta firma en su sede londinense un «Tríptico» de Francis Bacon por 35,2 millones de euros, la obra contemporánea más cara vendida en Europa. Precisamente, otra pieza de Bacon, «Man at Washbasin», es la más cara que se ofrece este año en ARCO. Está en el «stand» de la galería Marlborough. Su precio, 23,2 millones de euros. Entre las obras más cotizadas de la feria también está un óleo sobre lija de Miró de 1935, que estuvo en depósito en el MoMA durante 22 años, y que la galería Manuel Barbié ofrece por 750.000 euros. Hay obras de Botero por 960.000 euros, de Baselitz por 440.000, de Gilbert & George por 300.000...
Pablo Melendo, nuevo consejero delegado de Sotheby´s en España, tras permanecer doce años en Christie´s, también subraya que «el arte es un valor refugio. Puede resentirse 2 ó 3 años después de una crisis, pero el arte es un valor sólido y seguro. Para lo muy bueno en arte siempre hay mucho dinero». ¿Cómo ve la pugna que mantuvieron hace un año grandes magnates con obras de Picasso, Pollock y De Kooning por ver quién compraba la obra más cara? «Hoy más personas muy, muy ricas que hace años. Todos quieren dejar su impronta en el mundo del arte y pugnan por ver quién tiene el warhol más grande y más caro. Como ya quedan pocas joyas de arte antiguo y moderno en el mercado , ahora los precios más elevados se dan en arte contemporáneo, donde sí es posible encontrar aún grandes piezas y margen para que se revaloricen las obras».
Hoy el dinero se centra en Nueva York, Londres, Hong Kong y Arabia Saudí. Pero hay mercados de arte emergentes como China, Rusia, India y Dubai, muy potentes: están pagando fortunas y rompiendo récords. Respecto al español, lo ve muy sólido y le gustaría que regresaran las subastas de Sotheby´s a nuestro país. De momento ve viable que las subastas de arte español del XIX en Londres se extiendan al arte moderno y contemporáneo. Asiduo de ARCO, cree que Picasso sigue siendo un valor seguro absoluto, aunque hay otros nombres, dice, que están pegando fuerte como Richter, Fontana y, entre los españoles, Juan Muñoz, Barceló o Palazuelo. «Moriría por un dibujo de Matisse», confiesa. ¿Y quién no?



ARCO'08 abre una nueva sección dirigida a galerías que deseen presentar artistas visuales que propongan obras en vivo (performances). PERFORMING ARCO se dirige a todas aquellas galerías interesadas en explorar las posibilidades de la performance como práctica de las artes visuales y les brinda la oportunidad de presentar, en el contexto de una feria de arte contemporáneo, aquellas obras de sus artistas cuya expresión última sea la representación en vivo.

Hoy 14 de febrero a las 12.30hs la galería Fernando Pradilla ubicada en el Pabellón 14 presentó a la artista brasileña Beth Moysés con su performance Lecho Rojo cuyo tema gira, como es habitual en su obra, en torno al problema de la violencia de género.

El suelo cubierto de sábanas blancas, diez mujeres con margaritas en el pelo, de torso desnudas y cubiertas de cintura para abajo por una sábana también blanca, sentadas en torno a una buena porción de carmín rojo, fueron las protagonistas del ritual. En la actuación destacó la interpretación de la actriz cubana Orisel Gaspar, protagonista de la Primera Trilogía de Cine Independiente Cubano y consagrada artista de las tablas, quien con una fuerza expresiva capaz de trasmitir las más disímiles sensaciones arrastró al espectador a involucrarse racional e irracionalmente en su espontáneo discurso de acciones, reflexivo, emotivo y catártico que corroboró con claridad y contundencia los objetivos de la artista brasileña.
Moysés aseveró que "este trabajo es sobre la autoestima", pues "la persona que tiene autoestima no permite la violencia"; señaló que su uso de la "performance" es una "forma más indirecta de estar hablando de la violencia". La artista (Sao Paulo, 1960), que usa conceptualmente la "performance", el vídeo y la fotografía como soporte testimonial, insistió en la tesis de la "transformación de uno mismo" en la sociedad patriarcal.

La feria manifiesta en esta nueva edición uno de los objetivos clave de su proyección: una destacada presencia latinoamericana. A través de los artistas y galerías seleccionadas, la feria mostrará un arte en permanente rearticulación y mestizaje, con un carácter híbrido mucho más amplio de la visión del arte brasileño que normalmente puede tener el público internacional. Entre los artistas de mayor renombre cuyas obras podrán verse en estos días están el cotizado fotógrafo Vik Muniz; el artista electrónico Eduardo Kac, y las creadoras Rosângela Rennó y Leonora de Barros, una de las primeras videoartistas del país. Las jóvenes promesas que estarán presentes en la feria mostrarán también interesantísimos trabajos. Es el caso del fotógrafo Cao Guimarães, la videoartista Mariana Manhães, el dibujante Fabiano Gonper o el pintor Rodrigo Andrade, entre otros muchos interesantes creadores.

Un total de 32 galerías mostrarán esta semana en Madrid lo mejor del arte brasileño, que ha logrado en los últimos años una enorme proyección en los mercados internacionales. Brasil en ARCO’08 constituirá una destacada plataforma para la divulgación de la producción brasileña contemporánea, gracias a la selección realizada por los comisarios Moacir dos Anjos y Paulo Sérgio Duarte, dos expertos que destacan por su labor activa y constante en la vida cultural brasileña.

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