Wednesday, April 9, 2008

EL PROBLEMA DE LA BELLEZA

Es obvio que nada concerniente al arte continúa ya siendo obvio, ni su vida interior, ni su relación con el mundo, ni siquiera su derecho a existir
Teodoro Adorno Estética 1969



A lo largo de la historia, el concepto de arte, como tal, no impone restricciones internas en cuanto a qué cosa son las obras de arte o no. En los tiempos actuales, es muy difícil definir si algo es una obra de arte. Peor aun, una cosa puede ser obra de arte mientras otra cosa, absolutamente idéntica a ésta, no. La percepción visual ya no es suficiente para detallar el fenómeno del arte contemporáneo.

Los criterios tradicionales han dejado de tener validez.

El performance del colectivo Praxis que se exhibió en la bienal del Whitney de 2002 ofrecía al espectador un menú de servicios que incluía abrazos, baños de pies, billetes de dólar, así como la colocación de apósitos acompañada de un beso. Una de las obras más populares de la Bienal fue la pieza sonora de Steven Vitello, consistía en una grabación realizada en 1999 de los sonidos causados por el Huracán Floyd en el exterior del piso 91 de la Torre uno del World Trade Center.
Para los artistas hoy todo es posible, como consecuencia de esta apertura radical las obras son objetos que casi pueden pasar desapercibidos en lo cotidiano.
El intento de homicidio de Andy Warhol en manos de Valerie Solanas (escritora estadounidense de ideas feministas radicales y de acentuada misandria) casi se valoró como un performance si no hubiera sido porque había que enfrentar legalmente el caso.

El compositor Karlheinz Stockhausen declaró que el ataque terrorista de 11 de septiembre de 2001 había sido la mayor obra de arte de todos los tiempos, las críticas por la efusividad del comentario del músico hicieron que de inmediato se desacreditara, pero el hecho es que llegó a determinar el grado de apertura del territorio, por monstruoso que pudiera ser estrellar aviones de pasajeros en edificios abarrotados de gente para crear una obra de arte.

¿Qué es el arte? Cualquier cosa… de inmediato, esta puede ser una respuesta decepcionante.

Pero esto es porque desde hace mucho tiempo se da por sentado que las obras de arte constituyen un grupo de objetos limitados y, hasta cierto punto, elevados que cualquiera podría identificar por su estatus (bien, verdad y belleza).

En la nueva filosofía, los objetos que se consideran como arte siguen siendo limitados, lo que pasa es que ahora cuesta más trabajo reconocerlos. En nuestros días, algo puede parecer una obra de arte y no serlo.

Esto no lo podríamos imaginar antes de 1917 cuando Marcel Duchamp creó 14 ready mades, que parecían más un grupo de objetos salidos de un garage en venta, que obras expuestas en el Carré del Louvre. Pero si trasladamos a Duchamp a la actualidad, este artista hubiera resultado muy severo en la manera de organizar y delinear qué objetos y por qué serían colocados en un sitio especial. El fenómeno artístico, ahora, ha borrado casi por completo la línea entre arte y no arte. Duchamp nunca dijo por qué había elegido esos objetos y por qué lo separaba de los del garage. Nunca transmitió cual sería su reacción si se encontrara esos objetos intervenidos por otros artistas. La pregunta quedó en el aire pero abrió una puerta.

El Fin de Arte parece como frase, un grito desesperado. En realidad este fin, nos permite definir, en términos del objeto, que nos depara la historia del arte sin esperar a ver que más puede pasar.

Como cualquier cosa puede ser una obra de arte, inician las sorpresas, los enigmas…

La filosofía dedicada al arte que conocemos como estética, es la única que no estará dentro del terreno de la sorpresa, ya que cada experiencia, deberá sustentarse con el objeto mismo y crear a partir de ahí una propuesta particular. Cada objeto crea su propio lenguaje y ese lenguaje incluye y excluye a los demás, los considera pero no lo introduce como parte de su esencia.

Nada en el arte de hoy es absolutamente obvio…

Greenberg eligió un camino que marcaba a la modernidad en el arte a partir de Kant. Es un camino de autocrítica que consiste en depurar el medio de todo aquello que fuera extrínseco a él. Si a cada elemento se le confiere un valor intrínseco éste redime su condición y se vuelve esencia de lo sublime. Al alcanzar un estado “puro” cada obra “vería garantizados sus niveles de calidad así como su independencia” Se crea un respeto al medio.
En nuestros días todo es posible, del modo que sea. La modernidad, tal y como la presentó Greenberg, era un especie de limpieza conceptual. En nuestra etapa postmoderna, la pureza es una opción, bastante pasada de moda por cierto.

Para Greemberg el arte se tenía que definir desde dentro, y trató de probar sus ideas con absoluta entrega. Con sus ideas dio entrada a los llamados “minimalistas” como Carl André, Donald Judd, Robert Morris, Richard Serra, Dan Flavin, Sol Le Witt. Lograron aquilatar una filosofía: “lo que ves es lo que ves” esto es una actitud que coincide y es congruente con la obra. ¿Qué quería el arte minimal? mostrar que era posible, con un mínimo de criterios, determinar que algo es arte.

La filosofía del Pop, era ironizar sobre la distinción entre el arte elevado y el arte vulgar –entre la pintura glorificada de la anterior generación de artistas, los expresionistas abstractos y el imaginario popular del “comic” y la publicidad. El concepto de High and Low se inauguró gracias a la exposición de 1992 con el mismo nombre.

El artista George Brecht miembro del movimiento Fluxus "Fluxus-arte-diversión debe ser simple, entretenido y sin pretensiones, tratar temas triviales, sin necesidad de dominar técnicas especiales ni realizar innumerables ensayos y sin aspirar a tener ningún tipo de valor comercial o institucional" (George Maciunas)
Fluxus (palabra latina que significa flujo) es un movimiento artístico de las artes visuales pero también de la música y la literatura. Tuvo su momento más activo entre la década de los sesenta y los setenta del siglo XX. Se declaró contra el objeto artístico tradicional como mercancía y se proclamó a sí mismo como el antiarte.

Una de las exposiciones de Fluxus creó un concepto de movimiento distinto prendiendo y apagando las luces con un interruptor. Fluxus era un movimiento de pensamiento que estaba formado por alumnos de John Cage y estaban influidos por el pensamiento Zen que es una tradición del budismo Mahāyāna.
El Zen, o sea la escuela japonesa, se centra en la en la sabiduría experimental. Es una de las escuelas del budismo más conocidas y apreciadas en Occidente, traducido normalmente como "meditación". Este pensamiento fue de gran influencia para Nueva York en esas épocas: el mundo cotidiano de la experiencia diaria se puede experimentar como una especie de transfiguración artística.
Para ellos, ningún aspecto externo distingue necesariamente una obra de arte del más común de los objetos o acontecimientos. Cualquier cosa puede ser música, incluso el silencio. La más vulgar de las cajas de madera, un rollo de cuerda para tender la ropa, una bobina de alambre de espinas, una hilera de ladrillos pueden ser una escultura. Un simple fondo blando puede ser una pintura.
Las instituciones de la alta cultura no estaban preparadas para este cambio. No concebible que se pagara un boleto para entrar a ver a una mujer inmóvil o para escuchar la propia respiración, mientras una persona sentada frente a un piano no tocaba sus teclas. ¿Qué cabía pensar? Que las instituciones estaban mal…
Pero, pensemos, por otro lado, un grupo de performance se sentaba a escuchar caer la nieve durante un tiempo pactado ¿No era mágico? O ver a Yoko Ono en su performance Smatch Piece en la que enciende un cerillo y lo contempla hasta que se apaga, la muerte de la luz ¿No es poético?
Desde el punto de vista histórico, es un problema determinar qué de todo esto sí queda dentro de una estética oficial


La caja de Brillo de Andy Warhol, mostraba de nuevo, que la apertura del arte no tenía límite: Una caja que en su creación había asimilado todas las teorías y que estaba hecha para quién conocía esas teorías… en cambio la caja de Brillo real, se había concebido por un diseñador freelance para ser distribuida en los supermercados. La de Warhol fue hecha para el mundo artístico en disposición de apreciarlo. Como diría George Dicky, influyente crítico de arte, es un objeto candidato a ser apreciado

En 1963 Richard Artschwager envió a varias instituciones culturales una cajas que pensó podría interesarles, En el Guggenheim lo rechazaron por considerarlo una artesanía. Leo Castelli, en cambio, lo vio como una posibilidad y lo aceptó de inmediato en su galería.

El manifiesto lanzado por el grupo Fluxus en 1966 dice:
No a la exclusividad, individualidad, ambición, trascendencia, rareza, inspiración, habilidad, complejidad, profundidad, grandeza, valor institucional y mercantil…
No al espectáculo, no al virtuosismo, no a las transformaciones y la magia y a la fantasía, no al glamour y a la trascendencia de la estrella del arte…

Con la llegada del arte conceptual a finales de la década, dejó de ser necesaria la existencia de un objeto material (un artefacto?) En caso de que hubiera un objeto no necesariamente tendría que ser creado por el artista. Se puede hacer arte sin ser artista o ser artista y no hacer el arte por el que uno aspira a ser reconocido.
Douglas Huebner en una entrevista en 1969 dijo:
Ya no fabrico objetos, no trato de traer objetos al mundo, no quiero decirle nada al mundo, hago las cosas que hago para dejar el mundo más o menos como está…


Dejar el mundo tal y como lo encontramos…
Los artistas pueden o no tomar este camino. Y con esto la idea de qué es el arte tendría que cambiar radicalmente.

Lo que se puede ir deduciendo no es que el arte sea indefinible, si no que los registros con los que se codifica tienen que ser mucho más amplios. Deben poder comprehender todos los casos imaginables.

Una propuesta es:
X es una obra de arte si encarna un significado…
La belleza ha desaparecido no sólo del arte si no de la filosofía…
Cualquier cosa puede ser arte, sobre todo quitando la idea de belleza…

No debemos olvidar que los americanos llegaron a asociar cualquier expresión contemporánea con movimientos subversivos y con el comunismo. “El arte contemporáneo es comunista y es subversivo porque es feo y no glorifica nuestro país, con gente feliz y progreso material”

La belleza queda, desde este punto de vista como un arma política.

Cuando se le preguntó al crítico David Hickey cual sería el tema del arte en los 90, dijo la belleza. Parecía una ironía pero en verdad, este tema iba a ser sacado a relucir constantemente.

Si utilizamos la obra de Robert Mapplethorp que ya era famoso cuando se llevó a cabo su exposición The perfect Moment, sabremos que su exposición fue cancelada debido al miedo que se supiera, en las grandes instituciones promotoras del arte, lo que se estaba mostrando. El problema era el fuerte contenido sexual que mostraba. Sin embargo, al paso de los años, la crítica que casi alejó a Mapplethorp del mundo del arte serio, fue su exagerada vocación por la belleza.
Gerhard Richter comentó alguna vez, que la crítica que se le había hecho era no que pintara sexo y violencia si no que hiciera formas bellas.

A la belleza sólo le depara desdén; terminará irremediablemente marginada…

La belleza, a pesar de ser tema, ya no es el centro de la creación. A veces pareciera que su presencia ya no es relevante. Peligrosamente puede llegar a hacer que el objeto se trivialice al ser gobernado por ella.

Para Hume la belleza de las cosas sólo existe en el pensamiento. Sabores y colores no residen en los cuerpos si no en los sentidos…

Philipe Guston que era un pintor emblemático el mundo americano ideal, da un giro completo en su obra a partir de que se dan a conocer los horrores de Vietnam, por lógica dejó atrás el estigma de la belleza

Si no se hubieran dado tantas rupturas en el siglo XX los críticos seguirían mostrando que el vínculo entre belleza y arte era riguroso.

Durante muchos años, la belleza se conectó con la verdad, la bondad y la felicidad. En general, la belleza conecta con una fuerza inherente a la naturaleza humana. Por eso la realidad estética es muy importante y la privación de esta hace que los seres vivos nos sintamos desposeídos de algo. El arte era un consuelo para el horror del mundo, consuelo para aliviar la tristeza.
La belleza entonces tenía que ser evidente.
En la Inglaterra neoclásica, cuando se descubrieron los objetos africanos, se creyó que buscaban ser bellos pero que quien los había elaborado no había podido llegar al concepto de belleza por eso eran primitivos.
Los post impresionistas fueron considerados espantosos y que atentaban contra la belleza.
El cambio es que si realmente nos atrevemos a mirar de otra manera, tal vez en un cuadro evidentemente feo, encontremos un asomo de belleza. La historia de la modernidad, es la historia de la aceptación. Por primera vez fue necesario entender una obra para poder entrar en ella, la reflexión la coloca en la posibilidad de ser vista. La obra hoy requiere un espectador activo que la complete.

El Desnudo Azul de Matisse es un buen cuadro, un cuadro incluso, pero quien diga que s bello no sabe lo que dice. Para poder captarlo con todo su significado y permitir que signifique al mundo, tenemos que romper, categóricamente con lo que hasta ahora hemos creído que el arte es por necesidad, categóricamente bello.
Una de las victorias del siglo XX es habernos dado una idea mucho más compleja de la apreciación artística, que la que tuvieron a su disposición los primeros modernos…

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